jueves, 4 de mayo de 2017

Prensa | Buenos Aires de hoy | PALACIO ABERG COBO

03.05.17 Cartas de lectores de La Nación
PALACIO ABERG COBO
Con pena y nostalgia, leí en su edición del domingo pasado el extenso artículo referido a las obras a efectuarse en el palacio Aberg Cobo. Buenos Aires, una vez más, deberá conformarse con una "fachada", en vez de mantener en pie otro hôtel particulier. Uno más de los que en otras épocas le valieron ser considerada la París del Plata. El edificio en cuestión no es una "casona". Éstas, no menos nobles que la que van a "poner en valor" (neologismo por "desmontar" o "disfrazar"), fueron legendarias construcciones de una planta, tres patios y un jardín al fondo que configuraron el núcleo edilicio de la otra Buenos Aires. Las que hoy a duras penas perduran en el Barrio Sur, otra zona que están "poniendo en valor". Hacia el final del artículo alguien opina que mientras dejen la fachada lo demás no importa. Opinión ésta muy adecuada, lamentablemente, al Buenos Aires de hoy. Muchas fachadas, pura cáscara, y el huevo vacío. Sugeriría a las autoridades pertinentes que fueran más exigentes al considerar los proyectos de los profesionales, cuya idoneidad no cuestiono.
Casos como éste me traen a la memoria las letras de viejos tangos: "Pura pinta", varios inmortalizados por Tita Merello y aquel poco difundido de la Negra Bozán: "¿Qué hacés, che, Parisién, piantate de la luz, que al lao de tu París te planto a Chascomús...".
A esta altura de mi vida, me duele contemplar la paulatina conversión de Buenos Aires en una ciudad "fachera".
Ángel David Pini

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